No te voy a dejar perder

El amor de padres a los hijos es lo más cercano al amor que Dios puede llegar a tener por nosotros
untalDouglas en su tiempo de católico practicante.

El escuchar de su hijo veinteañero las palabras :  No te voy a dejar perder  en un momento en el que menos lo esperabas es lo más cercano a estar en el paraíso.  Mi esposa y yo estamos por cumplir 25 años de casados en el 2018,  y como todo matrimonio hemos tenido nuestros momentos, sublimes,  tristes,  emocionantes,  y amargos, bien me decía un amigo que el Matrimonio era un deporte extremo que no está hecho para todos,  y la fortuna, o Dios como en algún momento creía con tremenda firmeza nos permitió engendrar y criar a 2 hijos :  Un varón, el primogénito,  y una hembra la segunda mujer en mi vida(como lo dice una canción del peruano Luis Ascoy).   Ambos son mi mayor bendición, y les amo por igual.  

Uno de padre/madre(en adelante me remitiré a padre para indicar ambos con el respeto de las doñas)  ama sin esperar nada a cambio,  tratando de poner en cada instante lo mejor de nosotros,  y tratando de enmendar oportunamente los errores que como humanos condicionados por una serie de malos hábitos cometemos. Pero no espera nada a cambio,  tal y como describen el amor de Dios.  Pasa el tiempo y los hijos crecen y uno se va dando cuenta lo que ha cosechado con la educación, pero más que todo con el ejemplo personal en la conducta y pensar de los hijos.  Ya el año ante pasado había tenido una experiencia de depender de mi hijo primogénito cuando de vacaciones por Europa él había tomado las riendas de orientarnos por las diversas ciudades en las que tuvimos la oportunidad de conocer.  Me quedaba maravillado la manera en que se desenvolvía y cómo tomaba el liderazgo con respeto y sensibilidad para guiarnos por las mejores rutas.  Ví en el atributos y cualidades de sabiduría que obviamente toma más del lado materno.

En los días pasados sucedió que Madre tuvo que ser ingresada por problemas de salud en una situación que por circunstancias pasadas me generaba mucha preocupación,  tenía que trasladarme a otra ciudad y obligaciones ya planificadas hacía que tuviera hacer una logística diferente para llegar con prontitud al hospital.  La mañana comenzaba y circunstancias iban saliendo no tan a mi favor para facilitar el traslado,  pero sabía que ultimadamente llegaría a ver a Madre.  Cuando estaba a punto de movilizarme  y en el momento en el que menos lo esperaba,  mi hijo llegó a mi auxilio dejando de lado sus obligaciones ya en marcha para decirme :  Padre, vámonos yo iré contigo;  le respondí que no tenía que hacer eso, que yo sabía y respetaba que ya tenía compromisos que debía cumplir por sus diversos roles y que yo me las podía arreglar,  que me podía ayudar trasladandome únicamente a un punto donde podía tomar otro medio de transporte,  y fué cuando el me expreso :  Padre,  no te voy a dejar perder.  Yo te acompañaré mientras puedas y no estas solo.  Me quedé mudo,  las lágrimas rodaron mis mejillas y yo que usualmente y como él me lo expresa, no soy árido en el tema de las palabras, me quedé en silencio.  Le trate de insistir sobre el que evaluáramos alternativas, que no quería que el afectara sus compromisos por consecuencias que le pudieran traer,  y el solo me calló diciendome :  La familia es lo importante, es como tu has vivido, es como tú nos has enseñado.    Ya no pude seguir,  una ola de sentimientos de alegría, orgullo,  y satisfacción llenaron mi psiquis, mi estado emocional.  Luego me dijo arranca y vamonos,  solo le pedí que me diera unos 3 minutos para asimilar la situación y que después íbamos a salir,  obviamente a ese momento no iba a desperdiciar el esfuerzo que había hecho y no llegar a tiempo a ver a madre.

Muchos creerán que estoy haciendo un gran punto de esta experiencia,  que es lo que se espera de un hijo,  que no es un gran acto que exaltar,  pero a mis ojos que siempre he creído que uno debe de amar y servir sin esperar nada a cambio si significó mucho.  Siempre había sabido que en mi familia todos tienen sentimientos nobles, de amor y de comprensión y empatía por los otros, quizás más por aquellos más cercanos,  y sabía siempre que son capaces de acciones nobles y de desapego por amor a los demás,  pero en ese momento lo estaba viviendo; estaba recibiendo sin esperar un gran regalo, una gran muestra de fé y de la naturaleza noble que somos seres humanos que valoran la familia, la vida y muchos otros principios estaba generandose.

Estoy orgulloso de mi familia,  mi esposa, mi hija adolescente(17s) y mi hijo veinteañero(21),  vean que a propósito no agrego los numerales a la par de mi esposa a pesar que tiene la bendición de ser traga años, al grado que por su hermosura y espíritu muchas veces me han dicho que si es no mi esposa, no mi hermana,  sino que mi hija.  Y no soy un asaltacunas, lo que sucede que es traga años la bandida,  le digo que es por la buena vida que hemos proveído.    En todo caso no quiero interrumpir los casi 25 años de matrimonio por causas de vanidades de edades.

Finalizó confirmando con esta experiencia que las cosas que suceden en la vida No son absolutas buenas, ni absolutas malas,  simplemente son cosas que suceden,  y a veces la relatividad del tiempo te va a demostrar que de aquellas cosas que etiquetamos como malas muchas veces tenemos regalos invaluables y memorables.  Al fin de acabo eso es la vida,  una serie de momentos que deben de aprovecharse como le llegan, y entender que nada es permanente.

Sabai  SABAI !

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